Sonntag, 13. Mai 2012

PAPA ALLÉ

Por: Maurilio Mejía Moreno
Papa allé (Foto: D.R.)
     “Papa allé” o sea la cosecha de papas es una de las tantas actividades agrícolas que casi con todas las modalidades de la labor incaica de la minga se practica en La Merced, igual que en algunas partes de la serranía de nuestro Perú.

     Esta labor es propiamente de mes de mayo. De allí que pensar en mayo es pensar en el “papa allé” y viceversa, así como pensar en el mes de marzo es, al mismo tiempo, pensar en las lluvias y las nubes, como también hablar del mes de setiembre es recordarse de la Virgen de las Mercedes y de sus solemnes fiestas.

     Cuando llega el florido mes de mayo, dentro de las chacras con tiernas sementeras el valle o en las jalcas con pastos y flores silvestres, amarillean los papales y los “lánkechus” cáense en los hoyos para hacerse agridulces por insolación, aunque hay algunos que permanecen aún suspensos en las matas de papas maduras que claman recolección antes de ser víctimas de la gusanera, de la helada y del picoteo de pichichancas y perdices. Y es cuando el dueño invita a sus familiares, amigos y vecinos a la gran “papa allé”, labor que más colaboradoras manos necesita. El primer día los invitados son muy pocos y a veces nadie concurre; pero el segundo o tercer día la minga es gruesa, y se compone de niños, mujeres y hombres que han acudido llevando para el sembrador el tradicional “jichaquí” o regalo de coca, cigarro, pan, bizcocho, sal, ají, frutas y quesos, o simplemente con sus “keshis” o escardillos, alforjas o ponchos al hombro. Con regalos o sin ellos todos son recibidos como “allapukocs” o sea personas que andan de minga en minga en la época de “papa allé”, ya que no tienen ni una sola mata de este codiciado tubérculo. En las grandes haciendas es donde los “allapukocs” hormiguean más, aunque los gamonales se hinchan de orgullos y tacañerías.

     En general el “papa allé” es muy novedoso, divertido y ameno. Algunas veces son las yuntas las que surcan los patatales de canto a canto y los “allapukocs”, entre charlas, bromas, risas y juegos, escogen las hermosas papas a la ganada. Hay mucha emoción y júbilo todo el día. Las “mantadas” lucen con papas en los hoyos y rebotan los “lánkechus” en las espaldas de las buenas mozas que juguetean adornadas con flores de patatas sobre las orejas sus “llicllas” que flamean en las alas del sombrero refrescándoles el rostro hermoso, rubicundo y sudoroso.

     En el mes de mayo, todo agricultor que tiene patatares, es muy visitado; sobre todo, cuando tiene fama de bueno y generoso, los prójimos le llueven demostrándole sus aprecios y halagos. Y a todos los recibe en su “papa allé” respondiendo sus regalos con colmados celemines o alforjas de papas y retribuyendo sus trabajos con hartas “miyas” fuera del “cué” o sean las mejores papas que haya encontrado durante el día y, que por costumbre, una cinco o diez le corresponde a cada “allapukoc”.

     Las papas autóctonas, con nombres típicos, que se cosechan en La Merced son: rehuana, pányash, camutillu, milagru, ashó, útcush, kallhuash, cápllish, shoko ñati, acacapa, péchum, kelle juitu, charapa pekán, kompi, shoko juitu, jallka huarmi, palta, condor huarmi, coletu, shikra, anku, etc. Estas papas son tan sabrosas, harinosas y olorosas que todos los “mayos” se les recuerda con la avidez que incita escozor en los paladares.
(Tomado de “Estampas y Cuentos de mi Tierra”, Tomo I, 1986, Aija-Peru)